ARQUITECTURA POPULAR ONUBENSE – parte 2

Dentro del amplio término de “arquitectura popular” nos centraremos en la arquitectura de las comarcas de la Costa y el Condado onubenses.

Si la arquitectura popular de la Sierra y Andévalo nos hablaba de espacios residenciales con reserva de estancias para los animales domésticos, la arquitectura de la Costa y Condado nos va a hablar de espacios industriales que toman presencia en los pueblos y generan unos tejidos diferentes a sus vecinos del norte.

LA ARQUITECTURA DE LA COSTA

Como decíamos, la edificación industrial y la percepción que se tiene de ella marcan la imagen de los pueblos costeros. Como máximos exponentes tenemos las localidades de Isla Cristina y Ayamonte, con frentes industriales hacia el río Carreras y el río Guadiana, respectivamente. Se trata de alzados simples y carácter urbano, que se unifican a lo largo del perímetro de la manzana.

En el caso de Ayamonte, lo industrial convive con lo popular, que destaca por una arquitectura culta procedente del Barroco, y con edificios modernistas y regionalistas del siglo XX.

La arquitectura barroca se muestra en fachadas simples, con recercados de puertas, predominando el hueco vertical y el enrejado. Es una arquitectura que encontraremos también en la zona interior del Condado donde hallaremos fachadas principales representativas que contrastan con las fachadas laterales, de lenguaje más simple, que eliminan los recercados y resaltes, colocando las rejas enrasadas con el plano de fachada

LA ARQUITECTURA DEL CONDADO

El Condado engloba pueblos con una economía agrícola muy marcada. Es importante destacar que la arquitectura residencial y la destinada a la transformación de los productos agrícolas se desarrollan, en un porcentaje alto, con igual interés, llegando incluso a convivir en una misma unidad arquitectónica.

Las bodegas de las localidades del Condado se encuentran integradas en los núcleos, utilizando elementos arquitectónicos propios que las diferencian dentro de la trama urbanística: la gran longitud de la fachada y la incorporación de pesos y contrapesos de la maquinaria a utilizar para la prensa. Manzanilla tiene un número elevado y variado de estos torreones, habituales en las localidades vitivinícolas. La forma en pináculo y la traza barroca que se otorga a esta edificación lo convierten en hitos a conservar en estos pueblos.

Estos enormes paños de fachada, vaciados por los huecos colocados en la parte superior de los mismos, de forma rectangular, adintelado curvo y carpintería fija, se ven interrumpidos por una puerta de gran tamaño. En el interior se encuentra una sucesión de naves y patios donde ubicar las diferentes fases del proceso de elaboración del vino.

El declive de las bodegas a partir de la segunda mitad del siglo XX ha supuesto el cierre de muchos negocios familiares, traduciéndose en la existencia de tensiones urbanizadoras de estos grandes espacios localizados en zonas residenciales. La tendencia lleva a la realización de parcelaciones de tipo residencial, produciendo un aumento de población en estas zonas y una pérdida patrimonial.

El Condado conserva edificaciones residenciales del siglo XVIII destinadas a residencia de las familias terratenientes y que adoptan el modelo de arquitectura del barroco que comentábamos anteriormente.

La arquitectura realizada en el siglo XIX en el Condado se caracteriza por una mayor utilización de elementos adosados a las fachadas; así aparecen los cierros volados, las cerrajerías forjadas, los tratamientos de fachadas por medio de ladrillos aplantillados, los recercados de todos los huecos, el establecimiento del pretil que impide la visión del paño de tejas desde la calle…

Son edificaciones que se suelen desarrollar en dos plantas con huecos en correspondencia horizontal y vertical: los inferiores suelen ser ventanales enrejados y con celosías y en la planta alta aparecen cierros de hierro forjado y cristaleras voladas.

Los interiores presentan una serie de habitaciones principales dando a un patio central, que en la planta alta reduce su dimensión por la galería perimetral de acceso a estancias, y cubierta por una montera de vidrio. Presencia de mármol en el solado del patio o la realización de una arcada de columnas de fundición o mármol como soporte de la galería superior nos muestran los cambios producidos en una arquitectura que muestra un nuevo estilo de vida derivado de un gran desarrollo agrícola.

La casa solariega o la surgida para las familias vinateras están muy distantes de la simplicidad constructiva y humildad de las viviendas populares de la Sierra y el Andévalo. Las viviendas de los jornaleros del Condado sí se encuentran en la línea de las serranas, construyéndose con muros de tapial y forjados de rollizos. Las estancias eran pequeñas y con poca iluminación, al igual que el patio que era pequeño y en algunos casos inexistente.

IGLESIA DE SAN PEDRO DE HUELVA: Historia, arquitectura y patrimonio
EDIFICIOS DESAPARECIDOS Y TESOROS EN DESAPARICIÓN

Mario Gómez Mogeda

Arquitecto técnico

Leer, carnaval, los cómics, los juegos de mesa, fútbol, NBA… Su listado de aficiones es más alto que él.

No le gusta la playa porque sólo entiende la arena y el agua acompañada de cemento.

La fama no le sube a la cabeza, porque no llega. Ve el mundo a escala 1:10.

Y, además, es aparejador.

Antonio Rivas Pérez

Arquitecto técnico

Su llegada al estudio siempre marca la hora de tomar un café.

Aporta experiencia y sosiego al equipo. 

El verano es su mejor época. Le gusta mucho cocinar y en las obras es en donde está en su salsa. 

Es aparejador y, además, arquitecto técnico.

Paula González González

Arquitecta

Le encanta dar paseos con su perra, siempre acompañada de sus animadas playlist de pop.

Su amor por las novelas de romance histórico es igualado solo por su conocimiento de los últimos acontecimientos de la sociedad. 

No le gusta nada llegar tarde a los sitios, por lo que si no llega a tiempo, ¡Houston, tenemos un problema!

Antonio Olaya

Antonio Olaya Camacho

Socio arquitecto

Nació en el blanco Moguer. En Sevilla y en Venezia aprendió mucho de lo que sabe.

En la naturaleza se siente bien. Disfruta del aroma de un libro, del sonido de un lápiz tocando el papel…

Es padre por duplicado y le gusta leer cuentos. La prisa no va con él porque él va más lento.

Es una A de AHAUS.

Henar Herrero Soriano

Socia arquitecta

Cómoda encuadrando detrás de una cámara, fotografiando edificios. Sensible con la sostenibilidad.

Siempre deja un dedo de café en la taza y garabatea croquis en servilletas de bar.

Le gustan las series y las escaleras bonitas. Adora hacer listas.

Es la H de AHAUS.

Ana Gómez Mogeda

Socia arquitecta

Siempre a caballo entre el Andévalo y la costa.

Adicta a la ortografía y a las tablas de Excel. No se resiste a una buena normativa.

En su mochila hay más objetos que en el almacén de Amazon, pero siempre se olvida las gafas de sol.

Y, además, es arquitecta.

Es una A de AHAUS.