Si la arquitectura popular de la Sierra y Andévalo nos hablaba de espacios residenciales con reserva de estancias para los animales domésticos, la arquitectura de la Costa y Condado nos va a hablar de espacios industriales que toman presencia en los pueblos y generan unos tejidos diferentes a sus vecinos del norte.
LA ARQUITECTURA DE LA COSTA

Como decíamos, la edificación industrial y la percepción que se tiene de ella marcan la imagen de los pueblos costeros. Como máximos exponentes tenemos las localidades de Isla Cristina y Ayamonte, con frentes industriales hacia el río Carreras y el río Guadiana, respectivamente. Se trata de alzados simples y carácter urbano, que se unifican a lo largo del perímetro de la manzana.
En el caso de Ayamonte, lo industrial convive con lo popular, que destaca por una arquitectura culta procedente del Barroco, y con edificios modernistas y regionalistas del siglo XX.
La arquitectura barroca se muestra en fachadas simples, con recercados de puertas, predominando el hueco vertical y el enrejado. Es una arquitectura que encontraremos también en la zona interior del Condado donde hallaremos fachadas principales representativas que contrastan con las fachadas laterales, de lenguaje más simple, que eliminan los recercados y resaltes, colocando las rejas enrasadas con el plano de fachada

LA ARQUITECTURA DEL CONDADO
El Condado engloba pueblos con una economía agrícola muy marcada. Es importante destacar que la arquitectura residencial y la destinada a la transformación de los productos agrícolas se desarrollan, en un porcentaje alto, con igual interés, llegando incluso a convivir en una misma unidad arquitectónica.
Las bodegas de las localidades del Condado se encuentran integradas en los núcleos, utilizando elementos arquitectónicos propios que las diferencian dentro de la trama urbanística: la gran longitud de la fachada y la incorporación de pesos y contrapesos de la maquinaria a utilizar para la prensa. Manzanilla tiene un número elevado y variado de estos torreones, habituales en las localidades vitivinícolas. La forma en pináculo y la traza barroca que se otorga a esta edificación lo convierten en hitos a conservar en estos pueblos.


Estos enormes paños de fachada, vaciados por los huecos colocados en la parte superior de los mismos, de forma rectangular, adintelado curvo y carpintería fija, se ven interrumpidos por una puerta de gran tamaño. En el interior se encuentra una sucesión de naves y patios donde ubicar las diferentes fases del proceso de elaboración del vino.

El declive de las bodegas a partir de la segunda mitad del siglo XX ha supuesto el cierre de muchos negocios familiares, traduciéndose en la existencia de tensiones urbanizadoras de estos grandes espacios localizados en zonas residenciales. La tendencia lleva a la realización de parcelaciones de tipo residencial, produciendo un aumento de población en estas zonas y una pérdida patrimonial.

El Condado conserva edificaciones residenciales del siglo XVIII destinadas a residencia de las familias terratenientes y que adoptan el modelo de arquitectura del barroco que comentábamos anteriormente.
La arquitectura realizada en el siglo XIX en el Condado se caracteriza por una mayor utilización de elementos adosados a las fachadas; así aparecen los cierros volados, las cerrajerías forjadas, los tratamientos de fachadas por medio de ladrillos aplantillados, los recercados de todos los huecos, el establecimiento del pretil que impide la visión del paño de tejas desde la calle…
Son edificaciones que se suelen desarrollar en dos plantas con huecos en correspondencia horizontal y vertical: los inferiores suelen ser ventanales enrejados y con celosías y en la planta alta aparecen cierros de hierro forjado y cristaleras voladas.

Los interiores presentan una serie de habitaciones principales dando a un patio central, que en la planta alta reduce su dimensión por la galería perimetral de acceso a estancias, y cubierta por una montera de vidrio. Presencia de mármol en el solado del patio o la realización de una arcada de columnas de fundición o mármol como soporte de la galería superior nos muestran los cambios producidos en una arquitectura que muestra un nuevo estilo de vida derivado de un gran desarrollo agrícola.
La casa solariega o la surgida para las familias vinateras están muy distantes de la simplicidad constructiva y humildad de las viviendas populares de la Sierra y el Andévalo. Las viviendas de los jornaleros del Condado sí se encuentran en la línea de las serranas, construyéndose con muros de tapial y forjados de rollizos. Las estancias eran pequeñas y con poca iluminación, al igual que el patio que era pequeño y en algunos casos inexistente.
