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PAREADOS DOS FLORES
13 septiembre, 2023/por Henar
CAL
18 agosto, 2023/por Henar
LA PLAZA DE LA IGLESIA DE MOGUER.
16 mayo, 2023/por Henar
CAN LIS. #VISITAAHAUS
26 marzo, 2023/por Henar
PARQUES URBANOS
22 febrero, 2023/por Henar
VILLA SAVOYE DE LE CORBUSIER. #VISITAAHAUS
13 diciembre, 2022/por Henar
LA PLAZA DEL PESCADO
23 noviembre, 2022/por Henar
LAS DOS ESCUELAS
8 noviembre, 2022/por HenarLeer más
DOS FLORES son dos viviendas pareadas exentas situadas en un enclave privilegiado con vistas al mar.
Si la ubicación de cualquier proyecto es fundamental para su definición, en este caso lo es aún más; el mar se convierte en el principal foco hacia el que mira el edificio, enmarcado en este caso por un conjunto de pinos de gran porte que se encuentran en la parcela y que se conservan como elementos de sombra.

LOS CLIENTES
En una tipología pareada las premisas de partida se duplican. El resultado final debe satisfacer a dos familias que parten de necesidades diferentes. La primera familia, con dos hijos adultos, busca espacios familiares, que permitan la reunión de todos y las futuras incorporaciones. La segunda familia, sin hijos, busca espacios cómodos y abiertos para disfrutar las estancias en la playa y reunirse con amigos.
Sin embargo, les une un único objetivo: poder divisar el mar desde los máximos puntos posibles, y esa es la idea que genera toda la casa.




LA PROPUESTA
Si recordamos los 5 puntos de la arquitectura de Le Corbusier y miramos el edificio de nuevo, se reconoce la influencia de los mismos en la separación estructura/fachada. La fachada pasa como una piel por delante de la estructura y es recorrida por una ventana panorámica que permite la visión hacia el exterior desde cualquier punto de la casa.





También tiene cierta influencia, volumétrica y conceptual, de una de las viviendas más conocidas de la historia de la Arquitectura, ´La Casa de la Cascada’ de Frank Lloyd Wright y sus grandes terrazas en voladizo. Los elementos programáticos que requieren privacidad se han adosado a la medianera entre las dos viviendas y se ha liberado la planta para que la relación interior/exterior sea algo más que una anécdota.


MATERIALES
El exterior de las viviendas se ha revestido con mortero de cal, material tradicional que aporta confort térmico a la vez que deja transpirar a las viviendas. En el interior podemos encontrar materiales nobles como el mármol o la caliza.
La cubierta inclinada oculta las instalaciones y, coronando el conjunto, la chimenea adquiere especial protagonismo por la reminiscencia naval.


- Arquitecto Técnico: Santiago Oitabén Mora
- Finalización de obra: 2022
- Superficie construida: 530 m2
- Constructora: DAOS Construcciones
- Materiales: Caliza, mármol, mortero de cal
- Situación: Mazagón, Palos de la Frontera (Huelva)
CAL
Si hablamos de cal todos tenemos en mente la imagen de los pueblos blancos que salpican el territorio andaluz. Todos hemos crecido viendo a nuestros abuelos “encalar” las casas anualmente y hemos sido testigos de cómo, paulatinamente, se dejó de utilizar la cal. No podríamos decir exactamente cual fue el momento en el que las pinturas plásticas irrumpieron en nuestras vidas sustituyendo a la cal, o en cuando fue la primera vez que un constructor nos miró raro al prescribir mortero de cal más allá de su uso en el mortero bastardo para el agarre de la teja.

PROPIEDADES
La realidad es que la cal es un material natural con múltiples cualidades que la hacen idónea para su uso en edificación:
- Absorbe CO2 durante el proceso de endurecimiento ayudando a purificar el ambiente.
- Con un proceso de fabricación natural se obtienen formas diversas libres de productos químicos, se trata de un producto natural con muy poco procesado. Es un material ecológico y respetuoso con el medio ambiente. El ciclo de la cal está dentro de la economía circular.

- Tiene propiedades antisépticas: su alta alcalinidad evita la proliferación de microorganismos. Esta propiedad era muy importante en una época con poco acceso a la medicina y donde ésta no se encontraba muy desarrollada. Era su forma de prevenir frente a epidemias.
- Es transpirable al vapor de agua y a su vez impermeable al agua en estado líquido: en obras de rehabilitación conviene utilizar materiales transpirables que dejen respirar al muro y evite que la humedad se quede atrapada en el mismo, lo que sucede con las pinturas plásticas. Esta ventaja se puede aprovechar igualmente en obra nueva.
- Reducen el consumo energético gracias a sus propiedades aislantes: su color blanco refleja la radiación solar, evitando que los muros absorban energía térmica y logrando interiores más frescos.

HISTORIA
La fabricación de la cal es un proceso artesanal que generó una industria propia en Andalucía, focalizándose en Morón de la Frontera. La cercanía a las canteras de la Sierra de Esparteros, con una pureza de material del 98% de carbonato cálcico, favorecieron la creación de hornos de cal que todavía a día de hoy siguen activos.

Para la construcción de un horno de cal se elegía un terreno con pendiente considerable, cerca de la cantera de caliza y no muy lejos de donde se iba a extraer la leña.

Se construía la caja exterior mediante paredes de piedra en seco con las juntas de arcilla, era la olla. La olla contaba con unos 4 metros de diámetro y unos 2 metros de profundidad. Dejando 2 aberturas en la parte inferior, una la puerta por donde se metería la leña y la otra para ventilación del horno.

A continuación, se colocaban todas las capas de piedra caliza, manualmente, eligiendo la disposición según el tamaño de las piedras y sin ningún tipo de conglomerante.
Se remataba con un “sombrero” compuesto por una capa de cal y arcilla para impedir que el fuego saliera del horno.

El proceso tradicional podría durar varios días (según la capacidad del horno), hasta que el maestro calero daba el visto bueno. La piedra caliza se había convertido en cal viva.
En la provincia de Huelva tenemos nuestra propia cultura calera en el pueblo serrano de Santa Ana la Real.
HORNOS DE CAL DE SANTA ANA LA REAL
La industria calera de Santa Ana la Real generó una identidad y caracterizó sus relaciones con las poblaciones vecinas. Le sirvió para diversificar su economía en una comarca fuertemente marcada por la agricultura, la ganadería y la minería. Se trataba además de una actividad que se integraba a la perfección en el entorno pues demandaba para su funcionamiento recursos naturales presentes en su espacio circundante: carbonato cálcico como materia prima y leña y matorral como fuentes de energía.
Llegó a contar con una quincena de hornos que producían unos 23.000 kilos de cal en sus momentos álgidos. Pero la llegada del cemento, con una irrupción brusca y generalizada, devino en la desaparición de la industria calera.
En 1999 la Asociación Cultural Valle de Santa Ana impulsó la patrimonialización de los hornos, que fueron incluidos en el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía.


El último horno de cal de Santa Ana la Real se apagó en 1966 y no fue hasta febrero de 2022 que tuvo lugar una nueva cocción en el “Horno del Evaristillo” tras su restauración.
Actualmente se puede recorrer el patrimonio calero de Santa Ana la Real a través del Sendero de los Hornos de Cal.

CONCLUSIONES
Como venimos diciendo habitualmente, para continuar avanzando en sostenibilidad hay que mirar hacia atrás. Las técnicas tradicionales esconden un saber popular que puede ayudarnos hoy en día a conseguir el confort sin aumentar la huella de carbono.
Nos hemos acostumbrado tanto a instalar sistemas de climatización que no concebimos construir desde el ahorro pasivo.
La cal está presente en la edificación en forma de morteros y pinturas, incluso como puente de unión entre materiales. Es un material igual o más versátil que el cemento.
El uso de la cal en sus múltiples formas ayuda a mantener los interiores frescos, a evitar la proliferación de microorganismos, a que los muros transpiren y su plasticidad hace que absorba mejor las dilataciones debidas a los cambios térmicos.
La durabilidad de la cal es mayor que la del hormigón, los restos más antiguos de cal datan del 6.000 a.C mientras que cemento se viene usando en los últimos 200 años y no se prevé esa durabilidad.
Su hándicap reside en que la cal es más cara que el cemento. Debemos aprender a mirar al futuro y priorizar el ahorro que genera a largo plazo sobre la inversión inmediata.
Fuentes: IAPH, Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía, periódicos de la provincia de Huelva y Gordillos Cal de Morón.
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NUESTRA PROPUESTA
La propuesta se basa en un estudio histórico de este espacio urbano, analizando y recuperando los elementos que han marcado su carácter y que más se han repetido a lo largo de los diferentes estados en los que se ha encontrado esta zona del municipio.
Los primeros documentos que encontramos de la plaza datan del s.XVI, en los que se puede ver como al espacio que hoy se llama plaza Ntra. Sra. De Montemayor se le denominaba como “Campo de Santa María”. Del mismo modo, a la zona ubicada frente a la entrada principal de la iglesia se le conocía como “Placeta de la Iglesia”.

Aunque hoy en desuso, en la tradición medieval, el término campo estaba muy extendido por toda Europa. El nombre procede de que antiguamente estos espacios eran prados para obtener pastos o terrenos cultivados como huertos, incluso en algunos casos eran utilizados como cementerios.
En muchas ciudades, la vida social, comercial y religiosa giraba alrededor del campo. Sobre los campos gravitaban numerosas actividades cotidianas: el mercado, las tiendas artesanales, las iglesias con sus cementerios, los juegos de los niños y el abastecimiento del agua. Los campos poseían, la mayoría de las veces en el centro, uno o más pozos, que antiguamente eran las únicas fuentes de aprovisionamiento de agua de la ciudad.
Los campos más grandes, debido a su extensión, se convertían a veces en lugar de manifestaciones al aire libre, como ceremonias religiosas, corridas de toros, espectáculos circenses, procesiones, torneos o discursos de grandes predicadores. La progresiva centralización de los servicios de la ciudad empezó a debilitar la función del campo como centro de reunión.



Una de las ideas principales de la propuesta es recuperar el carácter de campo de ese espacio, llevándolo al siglo XXI. Además de esto, otra de las intenciones importantes es la recuperación y puesta en valor del espacio que se encuentra frente a la puerta principal de entrada a la iglesia, o “Puerta del Sol”. La que se conocía como Placeta de la Iglesia, no era más que una zona de carga y descarga, así como lugar de paso de tráfico rodado, y actúaba más como una especie de rotonda para vehículos que como un espacio previo de entrada a un edificio de indudable valor. La intención es devolverle ese carácter de antesala del templo, crear un espacio de reunión que pusiera en valor y enfatizara la entrada principal. Se amplia el pódium existente eliminando la actual escalera y creando una gran escalinata que conecta en todo su perímetro el pódium con la superficie inferior que se encuentra a una altura aproximada de -1,20 m. A su vez, esta escalinata sirve de graderío y elimina esa sensación de desconexión entre ambas cotas, generando una zona mucha más amplia frente a la puerta principal y regalando un nuevo espacio público a la ciudad.

Todo esto se consigue empleando los mismos materiales en ambas superficies, con una base de un granito blanco sobre la que aparecen bandas de granito beige, con un tono muy parecido al de la iglesia, que además responden a las pilastras de la propia fachada y se extienden hasta llegar al encuentro de dicho espacio con las fachadas de las viviendas adyacentes.

Otra de las cuestiones importantes a resolver es la mejora de accesibilidad e integración de todo el entorno de la iglesia.
Repasando la documentación fotográfica de las diferentes décadas se aprecia como la plaza siempre fue mucho más accesible y diáfana, permitiendo un espacio de reunión social. Además, utilizaba los árboles para crear espacios de sombra y descanso.












Si bien nos encontramos con una superficie prácticamente a nivel en la zona norte, conforme bajamos hacia la zona de la puerta principal, la diferencia de cota entre el viario y la plataforma de la plaza llegaba a alcanzar hasta una altura de 1,40 m. Esto, junto con los arriates colocados en los años 80, hacían que se redujera el espacio público utilizable por los peatones y limitara el acceso a la plaza.
En esta actuación se eliminan todas esas barreras arquitectónicas, dotándolo de un carácter peatonal y se relegan a los vehículos a un acceso restringido (residentes, carga y descarga y emergencias).

Se sustituye la fuente central por dos más pequeñas, focalizando la atención sobre la iglesia, y especialmente sobre sus portadas barrocas de ladrillos avitolados. Como hacíamos en el espacio de la puerta principal, volvemos a jugar con un pavimento base de granito blanco y con bandas de granito beige que focalicen la atención sobre la fachada de la iglesia, haciendo protagonista al edificio de este espacio urbano.

Respecto a la vegetación, se conservan los naranjos y palmeras existentes, manteniéndolos en su sitio o trasplantando algunos a ubicaciones que coincidan mejor con la nueva ordenación. Además de los naranjos y palmeras, se colocan algunos árboles de mayor porte, en lugares estratégicos para proporcionar espacios de sombra y frescor, creando zonas más agradables y vivibles. Sumado a las dos fuentes, de pequeña escala, buscando el placentero sonido del agua al caer.
MATERIALES Y MOBILIARIO
La forma de materializar la propuesta es bastante sencilla, buscando una uniformidad y elegancia en toda la intervención.
Partimos de una superficie base de granito blanco alba en módulo de 45×90 cm sobre el que aparecen el resto de elementos. En primer lugar, las bandas de granito silvestre moreno en formato 45×45 cm, de tono muy parecido al de la fachada restaurada, que se distribuyen siguiendo los ritmos de pilastras de las fachadas de la iglesia y se prolongan hasta encontrarse con las edificaciones que delimitan este espacio urbano.
Las escalinatas-graderío se forman mediante escalones macizos de granito. Los propios bancos surgen del pavimento como bloques de granito macizo (con sección 45×45 cm) y se entremezclan con 6 bancos de fundición de estilo modernista, cuyo origen se vincula a la ciudad de Moguer y que hoy se encuentran en los espacios públicos de medio mundo.

La intervención propone reutilizar todas las farolas, tanto de pie como de pared, existentes en la actualidad en este espacio público. Son de estilo fernandino y enlazan con los bancos de fundición. Existe también una iluminación ambiental para embellecer aún más las fachadas de la iglesia y convertir el espacio público en un verdadero “espacio escénico”.
Se diseñan dos fuentes ornamentales personalizadas para la plaza. Estan construidas en granito en su perímetro, siguiendo el mismo módulo de la solería y los bancos. Y su parte interior, donde está el agua, se acabará mediante azulejos artesanales lacados a mano en color verde botella. Además poseerá un mascarón construido en granito beige desde donde se verterá el agua mediante una pieza cilíndrica de latón.

Tal como se ha indicado, se respeta la vegetación existente, a base de naranjos y palmeras, pero se acompaña con algunas especies que proyecten más sombra colocadas en lugares estratégicos. Además, existen algunos parterres a nivel del suelo siguiendo el mismo módulo, que restan dureza a la plaza y donde se pueden plantar flores de temporada u otra especie de vegetación baja, en clara referencia al espíritu de campo que originó este espacio urbano.

INTEGRACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS

La torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Granada es el único elemento que se conserva de la iglesia que se alzaba en la misma ubicación. Las obras de ejecución de la plaza han sacado a la luz parte de los cimientos del templo mudéjar del siglo XIV que han permitido a los arqueólogos confirmar el trazado de la primitiva iglesia, girada respecto de la actual y que seguía la alineación de la torre, esta última más pequeña y más baja en su etapa mudéjar.
Su relevancia reside en permitirnos conocer el trazado de los muros perimetrales del templo y estimar su escala. La cota y la imposibilidad de lograr una conservación con garantías han llevado a su correcta protección y su posterior tapado. Sin embargo, la huella de lo encontrado se ha trasladado a la plaza mediante el trazado de una tira de latón empotrada en la solería.

- Dirección Facultativa: Ayuntamiento de Moguer
- Finalización de obra: 2023
- Superficie construida: 3.000 m2
- Constructora: Moguer LOYGO Construcciones SLU
- Materiales: Granitos Euro-roca, mobiliario urbano Benito
- Situación: Moguer (Huelva)
CAN LIS. #VISITAAHAUS
¿Quién dice que marzo no es buena época para visitar las islas Baleares? Lejos del bullicio veraniego, es el momento perfecto para una #VisitaAHAUS
Hemos estado en Mallorca y visitando el sur de la isla, nos acercamos a PortoPetro a tentar a la suerte y pudimos entrar en Can Lis, la de Jorn Utzon y su esposa, donde se trasladaron a vivir después de la (tormentosa) obra de la Ópera de Sidney y que, hoy en día es considerada, una de las viviendas más importantes del siglo XX.

PREPARATIVOS PARA LA VISITA
Realmente no hicimos ningún preparativo para la visita, más allá de Googlear la ubicación y llamar a la puerta. Tuvimos mucha suerte de que tuviera esos días unos arquitectos haciendo una estancia en la casa y nos la enseñaron amablemente.
Pero el canal oficial dice que, si queréis visitar Can Lis, debéis contactar con la Fundación Utzon. Organizan visitas los viernes de verano, la entrada es gratuita y por orden de llegada. Dejan entrar a 25 personas a la vez, durante media hora.
Nosotros pudimos disfrutar de la casa en soledad. Ese rato, sentados en el salón de Can Lis, mirando al horizonte, no se puede describir con palabras.


LA HISTORIA DE CAN LIS
Can Lis (1972), obra de Jørn Utzon en Mallorca, es la casa donde se trasladó a a vivir tras dejar la obra de la Ópera de Sidney en 1966. Se trata de una casa situada en un acantilado frente al mar, cerca de Portopetro.
En un primer momento, la familia Utzon compró un terreno en las montañas (donde hoy en día se sitúa Can Feliz, otra vivienda de Utzon que no se puede visitar), pero las autoridades del momento no le dieron el permiso para construir allí. Por eso, Utzon compró esta parcela en un acantilado cerca de Portopetro.
Décadas después, acosados por las visitas, la familia abandona Can Lis y se traslada a Can Feliz.

LA CASA

Una de las genialidades de Can Lis es la reinterpretación de una casa tradicional mallorquina, la forma de construcción y el uso de materiales locales.
La planta de Can Lis está marcada por el día a día de la familia Utzon. . Jørn Utzon siempre decía que la arquitectura no es su forma externa, sino que es esencialmente el marco que encierra una sucesión de rituales y eventos.
Fue con la ayuda de un constructor local, Jaime Vidal, como de los primeros bocetos de Utzon emergió el diseño final durante la ejecución de las obras.
La fundación Utzon compró Can Lis en 2011 y llevó a cabo una restauración de la Casa para eliminar elementos que no fueran los estrictamente originales y convertirla en el refugio de artistas y arquitectos que es hoy.

El uso de estos huecos abocinados en el salón y los dormitorios le da, a los tres pabellones situados a la izquierda de la entrada un carácter de estancias principales, donde se llevan a cabo los rituales más sagrados de la vida en familia. No los verás en la zona de la cocina, los baños o el patio.
El mobiliario es muy sobrio, casi inexistente.
En general, se respira paz.



“Ser arquitecto significa tener una fantástica profesión. Para mí ha sido un regalo del cielo”. (UTZON)
PARQUES URBANOS
La generación de los parques urbanos suele ser fruto de una labor urbanística “de despacho”. Se deciden qué áreas se desarrollan para residencial, terciarios y equipamientos y cuál es el mejor trazado para los viarios. Para ello se analizan las expectativas de crecimiento demográfico, la ubicación de los hitos que generan los asentamientos poblacionales y muchos factores más que forman parte del urbanismo.
Sin embargo, en ocasiones es la propia orografía, antiguas infraestructuras olvidadas y en desuso o un clamor popular los que generan los nuevos espacios verdes. Así pues, nos vamos a centrar en 3 de esos casos.
Por orden cronológico, y más cercano a nosotros, vamos a hablar del Jardín del Turia en Valencia. Tras la riada de 1957 que causó importantísimos daños materiales y personales en Valencia, se decidió desviar el cauce del Turia al sur de la ciudad, liberando el cauce que atraviesa la ciudad de Oeste a Este.

En aquellos años se plantearon muchas opciones que pasaban en su mayoría por aprovechar ese espacio como gran eje de comunicaciones de la ciudad, con la ejecución de autopistas y otros medios de transporte. Fue el movimiento popular “El cauce del Turia es nuestro y lo queremos verde” el que consiguió revertir los planes y convertirlo en un lugar de ocio y naturaleza.

En la actualidad ocupa 136 ha y está previsto su ampliación hasta las 160,5 ha con la finalización del parque de Desembocadura. Tiene una anchura media de 160 m y cuando se termine el último tramo llegará a los 10 km. Su trazado une la Ciudad de las Artes y las Ciencias con el Bioparc Valencia. Un recorrido lineal que favorece el uso del parque por parte de toda la ciudad.

En su diseño intervinieron varios equipos: Ricardo Bofill diseñó la zona próxima al Palau de la Música con naranjos y palmeras; Vetges Tú-Mediterrania diseñó el tramo desde la Casa del Agua hasta Nuevo Centro, incorporando instalaciones deportivas y fuentes. Por último la Consellería de Agricultura diseñó el “Bosque Urbano”, realizándose con posterioridad el jardín de Gulliver.

Fuera de España, uno de los mayores exponente es la Highline Park de New York que ocupa la antigua infraestructura ferroviaria de la New York Central Railroad que discurre elevada sobre las calles de Nueva York.
Este tren transportaba mercancías entre las fábricas y almacenes del oeste de Manhattan, una zona muy industrializada. Con la llegada de los camiones, el ferrocarril cayó en desuso y las vías fueron abandonadas. En los años 90 la ciudad decidió derribarla para construir pero nuevamente un grupo de vecinos de Chelsea luchó para convertirlas en un parque público.


Su movimiento tuvo éxito y el 2009 se inauguró la High Line Park, con un recorrido de 2,33 km sobre los distritos de Meatpacking District, Chelsea y Hudson Yards. El trazado se acompaña de flores, árboles y exposiciones temporales de arte.

El proyecto fue realizado por un equipo multidisciplinar: James Corner Field Operations, Diller Scofidio+Renfro y Piet Oudolf. En este caso, la actuación de recuperación de las vías ha tenido un efecto secundario en la regeneración de las zonas aledañas a las mismas, que han visto incrementados sus precios.

Por último, tenemos un caso reciente a imagen y semejanza de Nueva York: Camden Highline. Con el objetivo de convertir las vías de ferrocarril en desuso, de nuevo James Corner Field Operations y Piet Oudolf, acompañados, en este caso, del estudio londinense vPPR se vuelcan para materializar este proyecto.
Con una longitud total de 1,2 km comprende tres fases y cada una tendrá un carácter diferente, respondiendo a los distintos barrios y contextos. La idea es generar un corredor de biodiversidad y que ofrezca un servicio comunitario.


La iniciativa comenzó como una campaña de crowdfunding y continúa recaudando fondos y buscando importantes donantes que hagan posible la ejecución del primer tramo que tendrá un coste estimado de 14 millones de libras esterlinas.

Al igual que en Nueva York, se plantarán especies típicas de espacios ferroviarios que se combinarán con especies hortícolas más seleccionadas. Oudolf se ha inspirado en bosques, jardines productivos, praderas y antiguos setos británicos.

Se prevé la inauguración de la fase inicial en 2025.
En AHAUS somos fieles defensores de dar una segunda vida a los edificios; vemos en estos proyectos una gran sensibilidad y concienciación social con nuestro patrimonio sabiendo dotar de utilidad a las infraestructuras abandonadas. La correcta integración de estos proyectos sirve para regenerar los espacios colindantes que en muchos casos eran zonas muy degradadas.