ESTADO PREVIO
En Casa Olve era necesaria una intervención profunda que, respetando el volumen existente, permitiera implantar un programa de vivienda para una familia de cuatro miembros. El edificio, ubicado entre medianeras, constaba de 2 plantas: la inferior diáfana y la superior en bruto, que se comunicaban mediante una escalera lineal adosada a la medianera.
LA ESCALERA
Como siempre decimos, la clave está en la escalera; así pues, comenzamos la intervención reubicando la escalera. Con un carácter abierto y una fuerte presencia, la nueva escalera se sitúa en el salón y se concibe como un elemento de mobiliario más. Arranca con una serie de peldaños macizos forrados en madera para, después, despegar en una estructura liviana de acero con peldañeado y barandilla de madera, todo envuelto por una piel formada por cilindros de madera de roble maciza con un claro guiño a la escalera de la Villa Mairea de Alvar Aalto.
LA DISTRIBUCIÓN
El programa de la vivienda se desarrolla en torno al nuevo núcleo de comunicación vertical, existiendo una diferenciación clara entre los espacios de planta baja y planta alta, los espacios públicos y privados. En planta baja se encuentran el estudio, la sala de juegos, el salón-comedor y la cocina. Estos dos últimos presentan fachada al patio trasero de la vivienda y entran en relación directa con la escalera. Se conciben como un espacio diáfano, con capacidad para independizarse mediante una gran puerta corredera de madera que, cuando permanece abierta, se entiende como un elemento decorativo más y, cuando se cierra, deja ver una pared pintada, la huella de su paso.
LA FACHADA
La planta alta de Casa Olve es de carácter totalmente privado. Acoge dos dormitorios individuales y uno de matrimonio, con baño y vestidor en su interior. Éste último se vuelca hacia el patio y los dormitorios de las hijas se abren hacia la fachada principal, que ha sido totalmente renovada. Se abren y se ordenan los huecos y se sustituyen los balcones de hormigón existentes por vuelos de estructura metálica, más livianos, y que generan una fachada más limpia y de ritmos claramente verticales.
La visión exterior que tenemos de Casa Olve es una fachada con un zócalo de piedra natural que sólo se ve interrumpido por los huecos verticales. Siendo el acceso a la vivienda un rehundido aplacado en color aqua que se ve reflejado en la parte inferior de los balcones. Sobre la cubierta, inclinada a dos aguas con teja curva, no se interviene ya que se encuentra en buen estado de conservación.
El reto de este proyecto era la intervención sobre un edificio existente, vacío y sin apenas uso, alterando mínimamente la estructura, con el objetivo de encajar un programa amplio de vivienda y cuyo resultado final resultara atractivo e interesante. En resumen, una casa para ser vivida.