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LA PLAZA DE LA IGLESIA DE MOGUER.

NUESTRA PROPUESTA

La propuesta se basa en un estudio histórico de este espacio urbano, analizando y recuperando los elementos que han marcado su carácter y que más se han repetido a lo largo de los diferentes estados en los que se ha encontrado esta zona del municipio.

Los primeros documentos que encontramos de la plaza datan del s.XVI, en los que se puede ver como al espacio que hoy se llama plaza Ntra. Sra. De Montemayor se le denominaba como “Campo de Santa María”. Del mismo modo, a la zona ubicada frente a la entrada principal de la iglesia se le conocía como “Placeta de la Iglesia”.

Aunque hoy en desuso, en la tradición medieval, el término campo estaba muy extendido por toda Europa. El nombre procede de que antiguamente estos espacios eran prados para obtener pastos o terrenos cultivados como huertos, incluso en algunos casos eran utilizados como cementerios.

En muchas ciudades, la vida social, comercial y religiosa giraba alrededor del campo. Sobre los campos  gravitaban numerosas actividades cotidianas: el mercado, las tiendas artesanales, las iglesias con sus cementerios, los juegos de los niños y el abastecimiento del agua. Los campos poseían, la mayoría de las veces en el centro, uno o más pozos, que antiguamente eran las únicas fuentes de aprovisionamiento de agua de la ciudad.

Los campos más grandes, debido a su extensión, se convertían a veces en lugar de manifestaciones al aire libre, como ceremonias religiosas, corridas de toros, espectáculos circenses, procesiones, torneos o discursos de grandes predicadores. La progresiva centralización de los servicios de la ciudad empezó a debilitar la función del campo como centro de reunión.

Una de las ideas principales de la propuesta es recuperar el carácter de campo de ese espacio, llevándolo al siglo XXI. Además de esto, otra de las intenciones importantes es la recuperación y puesta en valor del espacio que se encuentra frente a la puerta principal de entrada a la iglesia, o “Puerta del Sol”. La que se conocía como Placeta de la Iglesia, no era más que una zona de carga y descarga, así como lugar de paso de tráfico rodado, y actúaba más como una especie de rotonda para vehículos que como un espacio previo de entrada a un edificio de indudable valor. La intención es devolverle ese carácter de antesala del templo, crear un espacio de reunión que pusiera en valor y enfatizara la entrada principal. Se amplia el pódium existente eliminando la actual escalera y creando una gran escalinata que conecta en todo su perímetro el pódium con la superficie inferior que se encuentra a una altura aproximada de -1,20 m. A su vez, esta escalinata sirve de graderío y elimina esa sensación de desconexión entre ambas cotas, generando una zona mucha más amplia frente a la puerta principal y regalando un nuevo espacio público a la ciudad.

Todo esto se  consigue empleando los mismos materiales en ambas superficies, con una base de un granito blanco sobre la que aparecen bandas de granito beige, con un tono muy parecido al de la iglesia, que además responden a las pilastras de la propia fachada y se extienden hasta llegar al encuentro de dicho espacio con las fachadas de las viviendas adyacentes.

Otra de las cuestiones importantes a resolver es la mejora de accesibilidad e integración de todo el entorno de la iglesia.

Repasando la documentación fotográfica de las diferentes décadas se aprecia como la plaza siempre fue mucho más accesible y diáfana, permitiendo un espacio de reunión social. Además, utilizaba los árboles para crear espacios de sombra y descanso.

Si bien nos encontramos con una superficie prácticamente a nivel en la zona norte, conforme bajamos hacia la zona de la puerta principal, la diferencia de cota entre el viario y la plataforma de la plaza llegaba a alcanzar hasta una altura de 1,40 m. Esto, junto con los arriates colocados en los años 80, hacían que se redujera el espacio público utilizable por los peatones y limitara el acceso a la plaza.

En esta actuación se eliminan todas esas barreras arquitectónicas, dotándolo de un carácter peatonal y se relegan a los vehículos a un acceso restringido (residentes, carga y descarga y emergencias).

Se sustituye la fuente central por dos más pequeñas, focalizando la atención sobre la iglesia, y especialmente sobre sus portadas barrocas de ladrillos avitolados. Como hacíamos en el espacio de la puerta principal, volvemos a jugar con un pavimento base de granito blanco y con bandas de granito beige que focalicen la atención sobre la fachada de la iglesia, haciendo protagonista al edificio de este espacio urbano.

Respecto a la vegetación, se conservan los naranjos y palmeras existentes, manteniéndolos en su sitio o trasplantando algunos a ubicaciones que coincidan mejor con la nueva ordenación. Además de los naranjos y palmeras, se colocan algunos árboles de mayor porte, en lugares estratégicos para proporcionar espacios de sombra y frescor, creando zonas más agradables y vivibles. Sumado a las dos fuentes, de pequeña escala, buscando el placentero sonido del agua al caer.

MATERIALES Y MOBILIARIO

La forma de materializar la propuesta es bastante sencilla, buscando una uniformidad y elegancia en toda la intervención.

Partimos de una superficie base de granito blanco alba en módulo de 45×90 cm sobre el que aparecen el resto de elementos. En primer lugar, las bandas de granito silvestre moreno en formato 45×45 cm, de tono muy parecido al de la fachada restaurada, que se distribuyen siguiendo los ritmos de pilastras de las fachadas de la iglesia y se prolongan hasta encontrarse con las edificaciones que delimitan este espacio urbano.

Las escalinatas-graderío se forman mediante escalones macizos de granito. Los propios bancos surgen del pavimento como bloques de granito macizo (con sección 45×45 cm) y se entremezclan con 6 bancos de fundición de estilo modernista, cuyo origen se vincula a la ciudad de Moguer y que hoy se encuentran en los espacios públicos de medio mundo.

La intervención propone reutilizar todas las farolas, tanto de pie como de pared, existentes en la actualidad en este espacio público. Son de estilo fernandino y enlazan con los bancos de fundición. Existe también una iluminación ambiental para embellecer aún más las fachadas de la iglesia y convertir el espacio público en un verdadero “espacio escénico”.

Se diseñan dos fuentes ornamentales personalizadas para la plaza. Estan construidas en granito en su perímetro, siguiendo el mismo módulo de la solería y los bancos. Y su parte interior, donde está el agua, se acabará mediante azulejos artesanales lacados a mano en color verde botella. Además poseerá un mascarón construido en granito beige desde donde se verterá el agua mediante una pieza cilíndrica de latón.

Tal como se ha indicado, se respeta la vegetación existente, a base de naranjos y palmeras, pero se acompaña con algunas especies que proyecten más sombra colocadas en lugares estratégicos. Además, existen algunos parterres a nivel del suelo siguiendo el mismo módulo, que restan dureza a la plaza y donde se pueden plantar flores de temporada u otra especie de vegetación baja, en clara referencia al espíritu de campo que originó este espacio urbano.

INTEGRACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS

La torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Granada es el único elemento que se conserva de la iglesia que se alzaba en la misma ubicación. Las obras de ejecución de la plaza han sacado a la luz parte de los cimientos del templo mudéjar del siglo XIV que han permitido a los arqueólogos confirmar el trazado de la primitiva iglesia, girada respecto de la actual y que seguía la alineación de la torre, esta última más pequeña y más baja en su etapa mudéjar.

Su relevancia reside en permitirnos conocer el trazado de los muros perimetrales del templo y estimar su escala. La cota y la imposibilidad de lograr una conservación con garantías han llevado a su correcta protección y su posterior tapado. Sin embargo, la huella de lo encontrado se ha trasladado a la plaza mediante el trazado de una tira de latón empotrada en la solería.

PARQUES URBANOS

La generación de los parques urbanos suele ser fruto de una labor urbanística “de despacho”. Se deciden qué áreas se desarrollan para residencial, terciarios y equipamientos y cuál es el mejor trazado para los viarios. Para ello se analizan las expectativas de crecimiento demográfico, la ubicación de los hitos que generan los asentamientos poblacionales y muchos factores más que forman parte del urbanismo.

Sin embargo, en ocasiones es la propia orografía, antiguas infraestructuras olvidadas y en desuso o un clamor popular los que generan los nuevos espacios verdes. Así pues, nos vamos a centrar en 3 de esos casos.

Por orden cronológico, y más cercano a nosotros, vamos a hablar del Jardín del Turia en Valencia. Tras la riada de 1957 que causó importantísimos daños materiales y personales en Valencia, se decidió desviar el cauce del Turia al sur de la ciudad, liberando el cauce que atraviesa la ciudad de Oeste a Este.

En aquellos años se plantearon muchas opciones que pasaban en su mayoría por aprovechar ese espacio como gran eje de comunicaciones de la ciudad, con la ejecución de autopistas y otros medios de transporte. Fue el movimiento popular “El cauce del Turia es nuestro y lo queremos verde” el que consiguió revertir los planes y convertirlo en un lugar de ocio y naturaleza.

En la actualidad ocupa 136 ha y está previsto su ampliación hasta las 160,5 ha con la finalización del parque de Desembocadura. Tiene una anchura media de 160 m y cuando se termine el último tramo llegará a los 10 km. Su trazado une la Ciudad de las Artes y las Ciencias con el Bioparc Valencia. Un recorrido lineal que favorece el uso del parque por parte de toda la ciudad

En su diseño intervinieron varios equipos: Ricardo Bofill diseñó la zona próxima al Palau de la Música con naranjos y palmeras; Vetges Tú-Mediterrania diseñó el tramo desde la Casa del Agua hasta Nuevo Centro, incorporando instalaciones deportivas y fuentes. Por último la Consellería de Agricultura diseñó el “Bosque Urbano”, realizándose con posterioridad el jardín de Gulliver.

Fuera de España, uno de los mayores exponente es la Highline Park de New York que ocupa la antigua infraestructura ferroviaria de la New York Central Railroad que discurre elevada sobre las calles de Nueva York.

Este tren transportaba mercancías entre las fábricas y almacenes del oeste de Manhattan, una zona muy industrializada. Con la llegada de los camiones, el ferrocarril cayó en desuso y las vías fueron abandonadas. En los años 90 la ciudad decidió derribarla para construir pero nuevamente un grupo de vecinos de Chelsea luchó para convertirlas en un parque público.

Su movimiento tuvo éxito y el 2009 se inauguró la High Line Park, con un recorrido de 2,33 km sobre los distritos de Meatpacking District, Chelsea y Hudson Yards. El trazado se acompaña de flores, árboles y exposiciones temporales de arte.

El proyecto fue realizado por un equipo multidisciplinar: James Corner Field Operations, Diller Scofidio+Renfro y Piet Oudolf. En este caso, la actuación de recuperación de las vías ha tenido un efecto secundario en la regeneración de las zonas aledañas a las mismas, que han visto incrementados sus precios.

Por último, tenemos un caso reciente a imagen y semejanza de Nueva York: Camden Highline. Con el objetivo de convertir las vías de ferrocarril en desuso, de nuevo James Corner Field Operations y Piet Oudolf, acompañados, en este caso, del estudio londinense vPPR se vuelcan para materializar este proyecto.

Con una longitud total de 1,2 km comprende tres fases y cada una tendrá un carácter diferente, respondiendo a los distintos barrios y contextos. La idea es generar un corredor de biodiversidad y que ofrezca un servicio comunitario.

La iniciativa comenzó como una campaña de crowdfunding y continúa recaudando fondos y buscando importantes donantes que hagan posible la ejecución del primer tramo que tendrá un coste estimado de 14 millones de libras esterlinas.

Al igual que en Nueva York, se plantarán especies típicas de espacios ferroviarios que se combinarán con especies hortícolas más seleccionadas. Oudolf se ha inspirado en bosques, jardines productivos, praderas y antiguos setos británicos.

Se prevé la inauguración de la fase inicial en 2025.

 

En AHAUS somos fieles defensores de dar una segunda vida a los edificios; vemos en estos proyectos una gran sensibilidad y concienciación social con nuestro patrimonio sabiendo dotar de utilidad a las infraestructuras abandonadas. La correcta integración de estos proyectos sirve para regenerar los espacios colindantes que en muchos casos eran zonas muy degradadas.

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PISCINA DAS MARÉS DE ÁLVARO SIZA. #VISITAAHAUS

piscinas de Leca de Palmeria de Siza.

Hemos estado en Oporto y hemos visitado las piscinas de Leça de Palmeria de Álvaro Siza

El verano es el momento idóneo para estar con la familia y hacer una de las cosas que más nos gusta, una #VisitaAhaus. Nos desplazamos a Oporto y dedicamos una mañana soleada a conocer este archiconocido proyecto de Álvaro Siza, declarado Monumento Nacional en 2011.

A continuación, lo que necesitas saber si quieres visitarla: localización, transporte, precio, etc.

PREPARATIVOS PARA LA VISITA

Cómo bien recomendiendan en Jot Down: “Si van a Oporto y solo pueden ver una cosa, visiten las Piscinas das Marés de Álvaro Siza”. Alto y Claro. Si estás pensando en ir a Oporto, te recomendamos que reserves un día para acercarte a Matosinhos.

En la web de la Casa de la Arquitectura del ministerio de cultura Portugués puedes reservar una visita guiada por 4 obras de Siza, incluidas estas Piscinas. Muy recomendable si te interesa hacer una inmersión en la obra del maestro portugués. Pero de lo que hoy te hablamos es de un día de playa en familia. 

 Porque cuando viajas con un arquitecto, ya todos sabemos lo que pasa…

LOCALIZACIÓN Y TRANSPORTE: CÓMO IR

Las piscinas se encuentran en la avenida de la Libertad de Matosinhos, una ciudad costera al norte de Oporto.  Desde el centro de Oporto, se puede llegar en metro (línea A), tren (desde la estación de San Bento, cuya visita es obligada) e incluso en bicicleta. Si tenéis coche, tardarás sólo 20-25 minutos en llegar y hay bastante aparcamiento disponible por la zona.

Llegar a las piscinas ya es una experiencia en sí.  En 2006, Álvaro Siza (40 años después de la construcción de las piscinas) es el encargado de la Ordenación de la  Avenida Marginal de Leça da Palmeira (2006). La marginal es una tramo de costa de 2 km de rocas y arena, que terminan en el faro y la capilla de Boa Nova.

Se trata de un límite, una alargada frontera entre la costa y el bravo océano, frente la periferia confusa de la ciudad. Es un espacio claramente horizontal con un faro como contrapunto. Sin embargo, el crecimiento de la ciudad estaba poniendo en peligro la armonía reinante.   El proyecto de Siza transforma lo que era una carretera en una calle con carácter urbano, ordenando las circulaciones y los aparcamientos. De esta forma, la parte que limita con la costa, se reserva para el uso del peatón y la aparición de vegetación. Esta actuación se caracteriza por el respeto por la horizontalidad del lugar, el cuidado extremo de los pavimentos y la presencia de un muro como límite entre lo natural y lo artificial.

Llegarás paseando a las piscinas y tu primera percepción de ellas será verlas y disfrutarlas desde arriba. Ponerlas en escala y en contexto.

PRECIO Y ACCESO

Una rampa de hormigón visto te conducirá hacia la entrada al nivel de las piscinas. Puedes comprar la entrada sobre la marcha y te pondrán una pulsera de color en función de si vas a pasar allí medio día o el día completo.

Los niños pagan una entrada reducida y, si son menores de dos años, tendrán la entrada gratuita.

Os recomendamos ir temprano si queréis apreciar el edificio con menos bañistas. Abren a las 9:00h y cierran a las 19:00h.

Es recomendable contar como mínimo con dos horas para la visita. Si el tiempo acompaña quizás te apetezca pasar el día, pero ten en cuenta de que es probable que el agua esté bastante fría.

LAS PISCINAS DAS MARÉS

Nos gustan los proyectos que saben integrarse en el entorno, nos gustan los proyectos que perduran en el tiempo, nos gustan los proyectos que acercan las personas a la naturaleza y por supuesto, nos gustan los proyectos de Álvaro Siza.

Aunque se trate de un proyecto archiconocido, y aunque hayan pasado 60 años desde su construcción, las piscinas das Marés en Matosinhos siguen enamorando al visitante.

Siza sólo tenía 28 años cuando recibió el encargo para la construcción de unas piscinas de agua salada que proporcionaran una zona segura de baño, ya que el Atlántico no se presta a un baño tranquilo. Pero la edad nada tiene que ver con la genialidad y en este caso Siza supo ver que las piscinas no podían ser un elemento aislado, que ni estuviera en la ciudad ni estuviera en el mar, las piscinas eran el nexo de unión y, como tal, la intervención debía ser respetuosa con el mar y con la ciudad

Proyectó dos vasos de piscina, una para niños y otra para adultos, que se integraban en la orografía existente y que se ejecutaban en hormigón visto, de esta manera la roca natural y la artificial convivían en armonía. No existen formas puras, todo se difumina y lo proyectado se convierte en naturaleza.

El edificio que alberga las instalaciones se sitúa a cota intermedia entre la ciudad y las piscinas, paralela al paseo superior y mimetizándose con el entorno y formando parte del paisaje. El acceso se realiza a través de una rampa de muros ciegos que te aleja del ruido y te acerca a la naturaleza. En los vestuarios predominan la madera embreada y los tiradores de acero, y las instalaciones quedan vistas.

Nada de artificio y nada que distraiga de lo esencial: lo natural.  

ÚLTIMAS RECOMENDACIONES

Vive la experiencia de ponerte la ropa de baño en los vestuarios.

Extiende tu toalla entre las rocas.

Toma el sol.

Lee.

Date un baño.

Pide un café.

Mira el paisaje.

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EL CENTRO HISTÓRICO

El centro histórico de Moguer es Conjunto Histórico y Sitio Histórico por pertenecer a los Lugares Colombinos. Dentro de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado “Moguer 2020” (EDUSI), el Ayuntamiento de Moguer nos encarga la Ordenación del entorno de Nuestra Señora de la Granada y espacios adyacentes.

Dado el ámbito espacial y las singularidades del Conjunto Histórico (hablamos de una superficie cercana a las 50 hectáreas, con uso global residencial, un gran número de bodegas, así como destacadas edificaciones singulares tales como el Monasterio de Santa Clara, el Convento de San Francisco, el antiguo Hospital del Corpus Christi, la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Granada, el edificio del Ayuntamiento, los lugares vinculados con Juan Ramón Jiménez,…), desde el Ayuntamiento de Moguer pusieron en marcha una serie de actuaciones de regeneración del espacio urbano en torno a los espacios públicos y edificaciones para la puesta en valor de los mismos y la revitalización del patrimonio histórico del municipio.

El centro neurálgico de la actividad moguereña está conformado por “las cuatro Plazas” (Plaza del Marqués, Plaza del Cabildo, Plaza de las Monjas, y la que nos ocupa; Plaza de la Iglesia), conformando un itinerario cultural en torno a destacados inmuebles tales como el Monasterio de Santa Clara, el Ayuntamiento o la parroquia de Santa María de la Granada.

En la última década, se han desarrollado múltiples actuaciones en las Plazas de las Monjas, del Cabildo y del Marqués, así como en las calles que conectan las mismas: calle Burgos y Mazo, calle Reyes Católicos, calle Almirante Hernández Pinzón y las calles Francisco Hernández Pinzón y Francisco Garfias. En todas estas intervenciones se ha utilizado una plataforma única y prestando especial cuidado a la estética, con pavimentos en piedra natural y diseños geométricos.

Se consigue así generar un entorno peatonal y accesible al centro urbano y, a la vez, poner en valor los edificios de interés situados en sus inmediaciones (Ayuntamiento, Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, Convento de Santa Clara, Casa Museo de Juan Ramón Jiménez,…).

De todos estos espacios, el entorno de la Iglesia Nuestra Señora de la Granada es el último de los que quedaban por intervenir, para que se entendiera como una parte integrante de la red de itinerarios y espacios culturales del municipio.

LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA GRANADA

Se trata de una iglesia de aspecto catedralicio, del S.XVIII, erigida sobre los restos de una antigua parroquia mudéjar del S.XIV Con sus 5 naves, y grandes dimensiones, se trata del mayor templo religioso de la provincia de Huelva.

Recién restaurada la parroquia de Nuestra Señora de la Granada, que preside la denominada coloquialmente Plaza de la iglesia, era la oportunidad perfecta para revitalizar una de las zonas más emblemáticas de todo el municipio.

Antes de la intervención, los alrededores de la iglesia de la Granada estaban divididos en cuatro espacios diferenciados: la Plaza Nuestra Señora de Montemayor (de unos 1.000 m2), la zona de viario rodado que bordeaba la plaza, el espacio situado frente a la puerta principal de la iglesia, conocida como la “Puerta del Sol” y la calle Tras Iglesia.  No podemos olvidar el “Patio de los Naranjos”, en el lateral este de la parroquia, que aunque no es objeto de esta intervención, termina de configurar el entorno del edificio religioso. Todos estos espacios ocupan una superficie aproximada de 3.150 m2.

El principal espacio se situaba en un lateral de la iglesia y se configuraba como una plaza adosada al inmueble, sin relación con éste, rodeada de zonas de tráfico rodado y aparcamientos. El aspecto de ese estado previo es fruto de la remodelación realizada a principios de los 80 del siglo pasado y es ajena al espacio donde se sitúa, configurándose en torno a una gran fuente circular y delimitada por espacios ajardinados como elementos de protección frente al tráfico rodado que la circundaba. 

La fuente es, quizás, el más desafortunado de todos esos elementos, ya que provocaba un funcionamiento circular de todo este espacio y focalizaba toda la atención sobre el punto central en vez de hacia la iglesia, que es el elemento más importante de todo el entorno y el que da origen a esta apertura de la trama urbana.

La plaza tiene dos esculturas. Por un lado, el “Idilio de Abril” que representa el pasaje juanramoniano del mismo nombre y, por otro lado, un  “Sagrado Corazón de Jesús”, que se encontraba escondido bajo la torre.

La configuración poco accesible, su dudosa estética y la predominancia del vehículo frente al peatón, hacían de esta plaza un espacio público poco versátil y ajeno a los  valores históricos y culturales de su entorno.

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Entorno del Monumento a Colón

Estados Unidos le regaló al pueblo español un monumento dedicado al navegante Cristóbal Colón, diseñado por la escultora neoyorkina Gertrude V. Whitney e inaugurado en 1929, en un gesto de acercamiento entre las dos orillas y como reconocimiento a que fue, desde estas aguas, de donde partió toda la gesta colombina. Nuestra propuesta al concurso convocado por la Autoridad Portuaria de Huelva plantea una vuelta a los orígenes, a 1929, tomando como base esas referencias a la arquitectura egipcia de las que hace gala la escultora y a las fotografías que nos han llegado del día de la inauguración.

DESCRIPCIÓN DE LA PROPUESTA

El monumento lo compone una estatua que simboliza a Colón de 70 pies de altura, sobre un pedestal de 44 pies de altura y que contiene en su interior una capilla decorada con relieves y una escultura de los Reyes Católicos. Todo ello está construido con piedra caliza de las canteras de Niebla.

Ya desde los bocetos preliminares, la escultora tenía clara sus intenciones. Según lo describe su biógrafo:

“El concepto básico ya está establecido: una figura heroica de Colón, abrazando a una cruz a la altura del hombro, con mirada hacia el mar; un pedestal rectangular de aproximadamente la mitad de la altura de la figura, con relieves que representan los cuatro hemisferios abiertos al mundo por Colón, en cada uno de sus cuatro extremos superiores; y, dentro del pedestal, un santuario que contiene estatuas de la reina Isabel y el rey Fernando. Los detalles, particularmente los relieves de las esquinas, se volverán cada vez más egipcios a medida que se desarrolle el diseño”.

A propuesta del ingeniero Francisco Montenegro, la ubicación perfecta para esta obra es la Punta del Sebo, creando una plataforma ganada a la ría, dominando la entrada al puerto. Esta ubicación nos recuerda irremediablemente a la de la Estatua de la Libertad y la llegada a Nueva York.

Una vez rehabilitada la escultura, es ahora el momento de ordenar todo el entorno a este monumento tan significativo, clara seña de identidad de la ciudad y de su ría, y que ha sido declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico en 2016.

Nuestra propuesta de actuación plantea una vuelta a los orígenes, a 1929, tomando como base esas referencias a la arquitectura egipcia de las que hace gala la escultora y a las fotografías que nos han llegado del día de la inauguración.

Además, no podemos olvidar la memoria colectiva de todos esos onubenses que, desde los años 60, iban a pasar los días festivos a la playa de la Punta del Sebo y que hoy en día, aunque no esté permitido el baño en sus aguas, siguen disfrutando de este espacio y llevando a sus hijos y nietos.

Si analizamos la zona de actuación tal y como se encuentra en la actualidad, detectamos ciertos elementos en torno a la escultura que son dignos de poner en valor. Además de la piedra caliza de color dorado y que tanto recuerda a las esculturas al pie del Nilo, creemos necesario mantener las palmeras que rodean al navegante (y que ya estaban presentes en 1929) y los dos cañones que provienen del antiguo callejón Madre Ana y que, aunque no tienen nada que ver con los inicios del monumento, sí que forman ya parte del imaginario colectivo de la ciudad.

Llama poderosamente la atención la gran presencia del coche en toda la zona y algunas claras deficiencias en cuanto a accesibilidad. Las obras que se están ejecutando en la avenida Francisco Montenegro incluyen más aparcamientos y una gran bolsa justo antes de llegar al puente, lo que nos permite restringir el acceso de vehículos motorizados a servicios de seguridad, limpieza y emergencias, a la carga y descarga del restaurante y el acceso puntual al edificio de la Cruz Roja.

De esta manera, toda la Punta del Sebo se convierte en una gran zona peatonal, compuesta de un gran parque trasero (colchón verde que la convierte en un oasis en medio de una zona industrial) donde se abrirá próximamente un negocio de restauración y donde hay un puesto de la Cruz Roja; un paseo peatonal bordeado de eucaliptos con vistas a la marisma y a la playa; y, finalmente, el acceso a la plataforma donde se asienta la escultura de Colón.

Se elimina la cadena de hierro que cerraba la plataforma de la escultura, porque dificulta los recorridos hacia el monumento y porque, restringido el tráfico desde la avenida Francisco Montenegro ya carece de sentido su presencia. De la misma manera, el pavimento existente, en forma de rotonda, que viene heredado de cuando el tranvía y los coches daban la vuelta justo antes de la cadena, hoy en día ha perdido su sentido.

Toda la nueva intervención debe poner el foco de atención en el coloso de piedra caliza, todas las miradas deben dirigirse a él. Es por ello que proponemos un eje muy potente desde la avenida Francisco Montenegro, que cruza el parque y avanza hacia la escultura. Un paseo marcado por una línea de agua que te conduce visualmente hacia Colón, y que se encuentra flanqueado por dos pérgolas para la generación de sombra y dos hileras de palmeras a cada lado, a modo de dromos egipcio.

Al final de este eje, el plano trasero de la plataforma cuadrada se eleva hasta alcanzar la base de la escultura para que, además de disfrutar de la visión externa del monumento, quede garantizada la accesibilidad universal del interior del basamento.

La citada plataforma se encuentra bordeada por un muro perimetral de grandes sillares que precisa de labores de limpieza y consolidación mediante la aplicación de material hidrofugante. Desde la plataforma se puede bajar por sendas escaleras situadas en los laterales tanto a la playa como a la marisma. El peldañeado de estas escaleras se encuentra muy erosionado por la acción de las mareas y será precisa su sustitución por nuevos bloques de caliza.

INTEGRACIÓN CON EL ENTORNO

Dentro del marco que está llevando a cabo la Autoridad Portuaria de Huelva en su objetivo de integración Puerto-Ciudad, se han llevado a cabo una serie de actuaciones emblemáticas que han redundado en un gran beneficio para la ciudad de Huelva. El Paseo de la Ría, con una estética muy marcada, y la senda peatonal que discurre en paralelo a la avenida Francisco Montenegro son dos de las actuaciones a tener en cuenta por su influencia en cualquier intervención que se realice en la Punta del Sebo.

Las obras que se están ejecutando en Francisco Montenegro, que incluyen una bolsa de aparcamientos justo antes de llegar al puente, son el escenario perfecto para restringir el tráfico y que toda la zona se convierta en un área peatonal, que incluya tanto al monumento como a la playa y el parque. De esta manera se estaría devolviendo a la ciudad esta zona que en los años 60 funcionaba como área de recreo, cuando la Punta del Sebo era la playa de la ciudad donde pasar los días de fiesta, con el tranvía, el transbordador hacia la Rábida, los toldos en la playa y las casetas en la arena.

Está ejecutado en la actualidad un camino que conecta la nueva bolsa de aparcamientos con la carretera que recorre la zona de oeste a este en fondo de saco, y donde se disponen los aparcamientos actuales. Se trata de un camino sinuoso, que divide la gran zona verde de eucaliptos en dos, que salva los árboles existentes y está pavimentado con la misma solería de adoquines en forma de rombos grises utilizados en el Paseo de la Ría.

Aunque entendemos que esta conexión es necesaria, consideramos que es conveniente realizarle unas mejoras estéticas. El monumento a Colón, seña de identidad de nuestra ciudad, debe tener entidad propia frente al diseño que proviene del Paseo del Ría o de la senda peatonal.  Además, la llegada de ese camino (principal punto de acceso), una vez desaparecido el tráfico interior, debe conducir al visitante directamente a eje con el monumento, que es el epicentro de toda la zona. Por ello, proponemos un camino rectilíneo, con la misma pavimentación que el entorno de la escultura, de mayor anchura y que incorpore los árboles, en lugar de sortearlos. Como no puede ser de otra manera, esta conexión tendrá zonas de descanso, con bancos, papeleras, luminarias, que también contribuyen a que la zona verde sea más vividera.

La otra vía de acceso a la Punta del Sebo es a través de la senda peatonal y el carril-bici que conecta con la ciudad. Si bien ahora mismo, el carril-bici muere al oeste, justo antes de llegar a la zona de intervención, se ve claramente que la mayoría de los ciclistas llegan hasta la rotonda previa a la cadena y regresan por el mismo camino o, llegan hasta la zona de Cruz Roja y continúan su recorrido por la acera del puente, teniendo que subir a pie una escalera.

Como respuesta a este uso que ya se viene realizando sin las comodidades y las medidas de seguridad necesarias, proponemos que el carril-bici, además de recorrer la Punto del Sebo de oeste a este, continúe su trazado y planteamos como mejora una ampliación con subida en rampa, ejecutada en madera y en paralelo al talud, que permita a los ciclistas subir cómodamente y continuar su trayecto de forma segura.

De esta forma, la Autoridad Portuaria de Huelva podría conectar todas sus actuaciones en el frente marítimo de la ciudad, desde el Polígono Pesquero Norte, pasando por el Muelle de Levante, el Paseo de la Ría, la senda peatonal, la Punta del Sebo y el puente. Sería ya sencillo conectar mediante una vía ciclista con la vía verde de La Rábida y recuperar la conexión entre las dos orillas, en un guiño en recuerdo al viejo transbordador, eliminado tras la construcción del puente.

Son precisamente ese puente y la zona industrial de fondo uno de los retos de esta actuación. Es por ello que abogamos por mantener toda la vegetación existente de gran porte y proponemos aumentarla en la medida de lo posible, ya que actúa tanto de pantalla acústica como visual. Además, la percepción que se tiene desde dentro es la de estar en un oasis.

DISEÑO Y ESTÉTICA

Somos conocedores de la influencia que tuvo el viaje realizado a Egipto en 1927 por Miss Whitney en el proceso de diseño del monumento a Colón. Su altura colosal, la forma de los sillares, la piedra de color dorado, la cámara interior, la forma troncopiramidal del basamento, los relieves de las esquinas… todo nos devuelve a Egipto.

Es por ello, que la propuesta de pavimentación del entorno y la vegetación que lo rodea deben transportarnos a las orillas del Nilo, si queremos comprender las verdaderas intenciones de la escultora y hacer de la visita a la zona una experiencia más completa.

Resolvemos toda la intervención con un módulo base de 90×90 cm que hemos tomado después de analizar las proporciones de la base del monumento y de la plataforma donde se asienta. A partir de este módulo se diseña todo el despiece de la solería, así como las dimensiones de los bancos, los merenderos, las salidas a la playa y de la pérgola.

Se utilizan palmeras como elemento de vegetación principal y el material para la pavimentación será una caliza en dos tonalidades, según se describe en el apartado de materiales de la presente memoria.

Si estas dos decisiones responden al deseo de recordar a la arquitectura egipcia, hay otro elemento que nos lleva a recordar los años 60, cuando la Punta del Sebo era la playa de la ciudad y el lugar para pasar los días de fiesta. Buscando entre las fotografías de la época, diseñamos los nuevos núcleos de aseos, tan necesarios en esta zona, siguiendo la estética de las antiguas casetas que recuerdan nuestros mayores en la playa, con sus tejadillos a dos aguas y pintadas con rayas de colores.

MEJORAS DE ACCESIBILIDAD

Los tiempos modernos hacen indispensable que cualquier intervención de carácter urbano sea accesible a personas con movilidad reducida. El entorno del monumento a Colón e, incluso, el interior del mismo, no pueden ser una excepción.

Se ha diseñado toda la intervención generando un itinerario peatonal que conecte el monumento con el resto de instalaciones y servicios disponibles y, además, se prestará especial cuidado en que el diseño de la cartelería y paneles informativos sean integradores, garantizando en todo momento una accesibilidad universal.

El itinerario peatonal accesible tendrá una anchura mínima libre de obstáculos no inferior a 1,80m (aunque se permiten estrechamientos puntuales de 1,50m) y una altura libre de paso no inferior a 2,20m. Las aceras, calzada, carril bici, estarán al mismo nivel, teniendo prioridad el tránsito peatonal. No tendrá escalones aislados ni resaltes y tendrá un nivel mínimo de iluminación de 20 luxes. Se disponen bancos o zonas de descanso cada 50 m.

Llegados a las inmediaciones de la escultura y tratándose de una actuación a realizar en un espacio público existente, en el caso de no poder cumplir alguna prescripción específica de la normativa aplicable en materia de accesibilidad en Andalucía, queda perfectamente justificado su incumplimiento debido al condicionante de tipo histórico y artístico que supone encontrarnos en el entorno de un bien declarado BIC.

Sería el caso de los tres escalones que sirven de pódium en la base de la escultura y que impiden el acceso al mismo. No se cumplen las prescripciones de relación entre la huella/contrahuella de este graderío, así como las franjas señalizadoras de pavimento táctil para avisar de su presencia o lo relativo a barandillas y pasamanos.

En cualquier caso, aún cuando resulta inviable el cumplimiento estricto de lo anterior, se mejora significativamente las condiciones de accesibilidad preexistentes. Se actúa elevando las rasantes del plano trasero de la escultura hasta llegar a la base del mismo, eliminado los escalones traseros y permitiendo el acceso a la plataforma y al interior del monumento a personas con movilidad reducida.

Esta actuación, que se entiende como necesaria e indispensable, sin embargo, no interfiere con la imagen frontal del monumento que permanece intacta.

El acceso a la playa queda garantizado con las 4 salidas desde el paseo, que están a nivel con éste.

En los núcleos de aseos que se plantean, se dispone un aseo para personas con movilidad reducida. Además, todo el mobiliario propuesto es accesible.

ELECCCIÓN DE MATERIALES

En nuestro deseo de una vuelta a la idea original de Miss Whitney es imprescindible tomar como referencia la vegetación y los materiales que la escultora americana utilizó en el diseño de la escultura y su pedestal.

Si atendemos a la descripción del arquitecto Pedro Rodríguez en su informe para las obras de emergencias llevadas a cabo en 1999, la escultura está recubierta de una piedra caliza de tono dorado proveniente de las canteras de Niebla. En palabras de dicho arquitecto, esta piedra “se lleva bien con el mar porque procede de éste”. De esta forma, la piedra caliza le da al monumento un aspecto marino, además de recordar a los sillares egipcios.

El monumento se asienta sobre una plataforma pavimentada con losas de piedra caliza rosada a modo de estilóbato (plataforma escalonada que eleva el edificio por encima de la cota del terreno para darle mayor realce y prestancia). Se accede a la base del monumento subiendo tres peldaños de piedra biocalcarenita similar a la de la escultura. La cámara interior del pedestal se reviste, en los dos tercios inferiores de su altura, de piedra caliza crema clara. El pavimento de la cámara, de despiece irregular, es de la misma caliza rosada que la plataforma exterior. La puerta de acceso a esta cámara, de bronce, fue diseñada por la propia Miss Whitney en París.

En un documento de 1927, donde se describe la “Colosal Estatua de Colón”, ya se indica que los alrededores del monumento se convertirán en un parque y jardín. En las primeras postales del monumento y en las fotografías que nos han llegado de los actos de inauguración, se pueden observar ya la plantación de tres palmeras en cada esquina de la plataforma. Siempre con esa clara evocación egipcia.

Nuestra propuesta de pavimentación alrededor de la escultura se basa en la piedra caliza del propio monumento en esas dos tonalidades, dorada y rosa, ya presente desde los inicios. Con una escuadría de 90x90x6 cm, estas piezas de caliza son capaces de resolver toda la urbanización de la zona.

En general, se utilizan piezas doradas para todo el conjunto y se complementa con unas franjas en color rosado, del mismo ancho que la base del pedestal, que parten de éste y se prolongan en la dirección de los cuatro ejes cardinales. Así, la franja rosada norte, parte de la cara trasera del monumento, recorre el eje visual atravesando el palmeral y nos lleva directamente hacia los aparcamientos en la avenida Francisco Montenegro.

En el centro de esas franjas rosadas, como ya se ha comentado, se interpone un fino canal de agua, a modo de oasis en ese dromos egipcio.

A los pies del navegante, se marca en el suelo una línea de bronce (mismo material que el elegido por Miss Whitney para la puerta) señalando la dirección de su destino, de forma que el visitante pueda seguir desde el suelo, la mirada hacia el oeste de la escultura.                       

Los bancos y merenderos se construyen también en piedra caliza y siguiendo el módulo base de 90×90 cm, como elementos que parten del propio suelo y se funden con él. Las salidas a la playa, se realizan también con grandes piezas de 1’80 x 1’80 m de caliza dorada, hasta fundirse con el color de la arena.

VEGETACIÓN

La imagen que desde siempre nos ha acompañado cuando recordamos el Monumento a Colón es la de verlo rodeado de palmeras que, aunque adultas, no llegan nunca a rivalizar con él por altura. Si bien, hemos detectado una carencia de sombra que es necesario paliar.

En la zona más cercana a la escultura, en la actualidad, nos encontramos con palmeras, palmitos, dos dragos canarios de reciente plantación y escaso porte aún.

Nuestra propuesta plantea que todo el entorno de la escultura sea como en origen y queden solo las palmeras, pero aumentando el número de ellas para generar la mayor sombra posible, creando espacios de estancia ahora mismo inexistentes en el entorno más inmediato. Serán de la especie Washingtonia Robusta, para evitar el ataque del picudo rojo. Se conservarán las palmeras existentes y en buen estado de salud y se plantarán más ejemplares hasta llegar a tener 6 palmeras en cada esquina de la plataforma y un paseo formado por 19 palmeras, dispuestas en doble hilera, a cada lado de las pérgolas.

Sobre éstas, que se han dispuesto para la generación de más sombra, se propone la plantación de hiedra, jazmines y buganvillas, de clara evocación mediterránea.

Una vez en tierra, todo el protagonismo lo tienen los grandes eucaliptos, que forman una pantalla verde minimizando la visual de la zona industrial. Creemos en la necesidad, no sólo de conservar esta masa de árboles de gran porte, sino de incrementarla con esa misma u otras especies, a modo de gran parque de estancia y esparcimiento. Como comienzo de esta iniciativa, se propone el traslado de los dos dragos canarios recién plantados cerca de la escultura, a esa gran masa verde, un lugar más propicio para su crecimiento. Su ubicación propuesta, a ambos lados del eje que conecta con Francisco Montenegro, asegura su percepción y disfrute por parte de los visitantes.

Los eucaliptos que se encuentran entre los aparcamientos, una vez desaparecidos éstos últimos, se recogen en una banda de zona verde que se plantará con una especie resistente y pisable, del tipo al Ray-grass perenne.

En la playa, en la zona cercana al puente, aparecen pinos y sabinas directamente en la arena, y que es interesante conservar, e incluso plantar más ejemplares, para que ayuden a mitigar el impacto acústico que tiene el tráfico del puente sobre la zona.