VILLA SAVOYE DE LE CORBUSIER. #VISITAAHAUS

#VisitaAhaus. Nos desplazamos a París y dedicamos una mañana a conocer uno de los grandes iconos de la arquitectura del siglo XX: La Villa Savoye de Le Corbusier. Todo lo que necesitas saber si quieres visitarla: localización, transporte, precio, etc.

Hemos estado en la Villa Savoye y esto es todo lo que necesitas saber si quieres visitarla.

Hace unos meses, volvimos a hacer una de las cosas que más nos gusta, una #VisitaAhaus. Nos desplazamos a París y dedicamos una mañana a conocer uno de los grandes iconos de la arquitectura del siglo XX: La Villa Savoye de Le Corbusier. Si estás pensando en viajar en las fiestas, te contamos lo que necesitas saber si quieres visitarla: localización, transporte, precio, etc.

PREPARATIVOS PARA LA VISITA

Si estás pensando visitar la casa te recomendamos que lo organices con tiempo ya que, aunque podrías comprar la entrada sobre la marcha, es recomendable tener una reserva con la hora de entrada.

Las entradas se pueden comprar online a través de esta página web. Nosotros las compramos con un par de días antes de la visita, así que no requiere demasiada antelación.

El vídeo explicativo que verás al principio de la visita (en el garaje de la vivienda) tiene el audio en francés, subtitulado al inglés.

Es recomendable contar como mínimo con dos horas para la visita.

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LOCALIZACIÓN Y TRANSPORTE: CÓMO IR

La Villa Savoye se encuentra en el numero 82 de la rue de Villiers, en Poissy, una zona residencial,  a unos 30 km del centro de París. Tardarás una hora en llegar tanto si decides ir en coche como si usas el transporte público. Como aprovechamos un viaje a París para ir a conocerla, utilizamos el  tren de cercanías RER A hasta la estación de Poissy y de allí, fuimos dando un paseo. No es el paseo más bonito del mundo, pero la llegada a la casa merecerá la pena.

PRECIO Y ACCESO A LA CASA

Hay una entrada general sin guía que cuesta unos 8€ y hay una entrada gratuita para menores de 18 años y estudiantes. Es obligatorio el uso de mascarilla en el interior (al menos en el momento de nuestra visita). No hay parking ni tampoco una consigna donde puedas dejar tus pertenencias o maletas durante la visita.

Podrás acceder libremente a la parcela y descansar en la explanada de césped que rodea la vivienda, incluso aunque no tengas entrada o para esperar a que llegue la hora de tu visita.

Está permitido hacer fotos para uso personal durante todo el recorrido. Es más, creemos que no verás a nadie que no esté fotografiando cada rincón de la casa. La mayoría de ellos seguramente serán estudiantes de arquitectura o arquitectos babeando.

HISTORIA DE LA VILLA SAVOYE

Entre 1929 y 1931, Le Corbusier y Pierre Jeanneret construyen esta villa por encargo de los Savoye para que fuera su casa de vacaciones y que acabó convirtiéndose en el manifiesto de los 5 puntos para una nueva arquitectura que son el resumen de su teoría arquitectónica: pilotis, fachada libre, ventanas corridas, planta libre y terraza-jardín.

Durante la II Guerra Mundial la villa fue ocupada y posteriormente abandonada, llegando a un grave estado de conservación. En 1958 pasa a ser propiedad municipal y posteriormente  Poissy la cederá al Estado francés para su restauración.

En 2016 la UNESCO la incluyó en la Lista de Patrimonio Mundial junto con otras 16 obras de Le Corbusier.

Le Corbusier escribiría sobre ella “Es una verdadera promenade architectural”. Al entrar “el espectáculo arquitectónico es inmediatamente perceptible; se sigue un recorrido, y las variadas perspectivas se suceden una tras otra; jugamos con la afluencia de la luz, iluminando muros o creando sombras”.

EL EXTERIOR DE LA VILLA SAVOYE

Esta “caja en el aire” como la llamaba su creador se encuentra al fondo de la parcela.

Lo primero que nos encontramos al entrar en la parcela es La Casa del Jardinero, prototipo de una vivienda unifamiliar mínima, diseñada por Le Corbusier para una familia de 3 personas, con el espacio totalmente optimizado con muebles integrados, agua corriente y electricidad (éstas últimas una auténtica modernidad para la época).

No la pudimos visitar por estar en reformas. Aun así, sabemos que tiene 45 m2 e incluye, en planta baja, una pequeña habitación y un lavadero/ducha y, en la planta superior, un dormitorio separado de la cocina por un armario, la sala de estar, un dormitorio individual y un aseo.

Al fondo del camino, la primera impresión de la casa es su fachada sureste. Geométrica y depurada, esta fachada es la encarnación del Movimiento Moderno.

En el lado opuesto, en la fachada noroeste se encuentra la entrada principal. Los pilotis mantienen la primera planta prácticamente suspendida, y su horizontalidad se ve acentuada por la ventana corrida. Los muros de la última planta son semiesféricos, así el arquitecto dinamiza su fachada y le da un carácter único.

LA VILLA POR ESTANCIAS

El camino de grava, bordeado de rosales, servía para la entrada de coches de la familia Savoye y será el que nos conduzca a la vivienda. La planta baja se curva para facilitar el giro de los vehículos.

La visita interior comienza desde la entrada principal. Una mampara vidriada ilumina el hall. El vestíbulo, muy luminoso, es el propio de una casa burguesa, con una puerta doble para los propietarios y visitas y una simple puerta lateral para el servicio cerca de la escalera.

A la derecha de la entrada principal se sitúa un pequeño mostrador para enseñar el ticket con la entrada. Por una pequeña puerta te guiarán hacia el garaje para ver el video introductorio de la visita. El garaje, ahora vacío, podía recibir tres coches aparcados en espiga. Ciertamente no es el mejor lugar para empezar la visita, porque distorsiona la experiencia del paseo arquitectónico buscado por Le Corbusier con su diseño.

El resto de la planta baja lo ocupan dos habitaciones para el servicio, equipadas cada una con lavabo y radiador; el lavadero con dos grandes pilas de hormigón en bruto, y el estudio del chófer que incluía, además del dormitorio, un baño y una sala de estar en relación con el garaje.

Es sorprendente la luz que tiene el lavadero, con un gran ventanal hacia el suereste, que funciona también como un jardín de invierno. El estudio del chófer no se puede visitar.

De vuelta al vestíbulo encontramos los dos elementos principales que nos acompañarán durante toda la visita: la escalera de caracol y la rampa.

La escalera es del tipo de caracol y conecta todas las plantas de la vivienda. Su uso estaba reservado al servicio de la casa pero Le Corbusier en lugar de esconderla, la destaca, como si fuera una escultura de hormigón armado.

La rampa, reservada para los Savoye y sus invitados, es el alma de la vivienda, es lo que te permite deambular mientras asciendes. Libera la mirada del visitante y permite disfrutar de los puntos de vista sobre los volúmenes y los juegos de la luz. También podrás pararte a ver el escaso cariño en su conservación (ay!).

La rampa te conducirá a la zona noble de la planta primera y a las terrazas de la cubierta.

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El salón de la villa Savoye sorprende por sus 86 m2. Tiene un gran ventanal corredero orientado al sureste que da a la terraza-jardín y sus paredes son de colores. Le Corbusier creía firmemente que los colores afectaban al estado de ánimo de los usuarios y ayudaban a crear atmósferas. Aunque hoy visitamos la vivienda sin muebles añadidos, tal y como el arquitecto la entregó a sus propietarios y en el salón sólo vemos la chimenea, sabemos que los Savoye colocaron el comedor cerca de la pared azul y el salón junto a la pared rosa.

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Junto al salón se dispone la cocina, a la que se accede a través de la despensa y que está equipada con alacenas y pasaplatos. Da la sensación, por el alicatado blanco de las encimeras y muebles, de ser un laboratorio y no es el único principio higiénico de la casa.

En la fachada opuesta, y con la misma orientación que el ventanal del salón, se dispone el dormitorio principal y el del hijo. 

El dormitorio principal ocupa una zona de 60 m2 y está formado por una entrada, el baño, la zona del dormitorio y pequeño despacho (o boudoir) con una mesa ingrada bajo la ventana y vistas hacia la terraza-jardín. La posición de la cama está “sugerida” por dos pilares que estarían enmarcando el cabecero y el baño es de inspiración oriental y solo se separa de la habitación por una cortina. El diván alicatado, que es la pieza que llama más la atención del baño, recuerda a la butaca LC4 diseñada por Le Corbusier, Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret.


El dormitorio para el hijo de los Savoye, tiene un espacio para dormir, un baño con dos puertas (para que accediera tanto él como sus amigos) y una zona de estudio con una mesa de hormigón. El espacio es estrecho, pero la luz es magnífica y me habría quedado a vivir allí. Estuvimos mucho tiempo ahí, lo reconozco. 

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Existe un tercer dormitorio para invitados, con un armario integrado y que separa el suelo de parquet del dormitorio del baño alicatado. Los baños se iluminan cenitalmente a través de lucernarios que nos encotraremos más adelante en la cubierta.

LOS ESPACIOS EXTERIORES

Junto al final de la rampa que nos conduce a la planta primera hay una puerta que nos conduce de la terraza-jardín. Es un jardín en azotea que tiene una parte cubierta (protegida del viento y de la lluvia) y otra al aire libre, con una mesa como mobiliario integrado.

Las aberturas rectangulares de los muros perimetrales, continuación de las ventanas corridas, enmarcan las vistas al paisaje.

Dos jardineras de hormigón ocultan los lucernarios del garaje y aportan verdor al jardín. En teoría, la junta entre el pavimento debería servir para que creciera el verde pero, en la época de nuestra visita, ese efecto no se conseguía.

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La rampa y la escalera continúan su ascenso hasta la segunda planta o solárium. Se podría decir que su arquitectura recuerda el estilo aerodinámico (estilo derivado del art decó y que incorpora elementos náuticos como ojos de buey, barandas, etc.). Los muros que sirven para cortar el viento, recuerdan chimeneas de barcos.

El hueco en el muro, en el eje de la rampa, es la conclusión de la promenade que ofrece, como un cuadro, la contemplación del espectáculo en el valle del Sena.

CURIOSIDADES Y RECOMENDACIONES FINALES

Villa Savoye es la última de la serie de doce villas puristas creadas por Le Corbusier entre 1922 y 1931. Encarna lo esencial de su pensamiento sobre la arquitectura moderna: ausencia de ornamentos, formas geométricas y el uso del hormigón armado y el vidrio.

¿Sabías que además de no esconder la escalera de servicio, Le Corbusier colocó un lavabo  de pie en el vestíbulo de la vivienda? Los principios higiénicos van de la mano de la arquitectura moderna. Está solo, de pie, como una escultura. Es una ubicación radical, ya que no se encuentra en una estancia sanitaria, sino en la entrada, el espacio donde se recibe a los visitantes.

Aunque en la versión de proyecto, el lavabo estaba un poco más oculto, en la versión construida, el lavabo se ubica alineado con los pilares centrales que bordean la rampa mientras que la escalera ocupa su antiguo emplazamiento. Este objeto industrial adquiere un estatus casi religioso, como una fuente de agua sagrada, convirtiéndose en paso obligado al principio del recorrido de la villa. El paso de la pandemia de la Covid-19 por nuestras vidas le dan una nueva dimensión a este lavabo en la entrada de una vivienda.

Villa Savoye es una verdadera joya y tras la visita entiendes por qué es tan especial. Su diseño sigue resultando completamente actual a pesar de sus casi 100 años de vida.


ARQUITECTURA POPULAR ONUBENSE – parte 1
CASA OLVE

Mario Gómez Mogeda

Arquitecto técnico

Leer, carnaval, los cómics, los juegos de mesa, fútbol, NBA… Su listado de aficiones es más alto que él.

No le gusta la playa porque sólo entiende la arena y el agua acompañada de cemento.

La fama no le sube a la cabeza, porque no llega. Ve el mundo a escala 1:10.

Y, además, es aparejador.

Antonio Rivas Pérez

Arquitecto técnico

Su llegada al estudio siempre marca la hora de tomar un café.

Aporta experiencia y sosiego al equipo. 

El verano es su mejor época. Le gusta mucho cocinar y en las obras es en donde está en su salsa. 

Es aparejador y, además, arquitecto técnico.

Paula González González

Arquitecta

Le encanta dar paseos con su perra, siempre acompañada de sus animadas playlist de pop.

Su amor por las novelas de romance histórico es igualado solo por su conocimiento de los últimos acontecimientos de la sociedad. 

No le gusta nada llegar tarde a los sitios, por lo que si no llega a tiempo, ¡Houston, tenemos un problema!

Antonio Olaya

Antonio Olaya Camacho

Socio arquitecto

Nació en el blanco Moguer. En Sevilla y en Venezia aprendió mucho de lo que sabe.

En la naturaleza se siente bien. Disfruta del aroma de un libro, del sonido de un lápiz tocando el papel…

Es padre por duplicado y le gusta leer cuentos. La prisa no va con él porque él va más lento.

Es una A de AHAUS.

Henar Herrero Soriano

Socia arquitecta

Cómoda encuadrando detrás de una cámara, fotografiando edificios. Sensible con la sostenibilidad.

Siempre deja un dedo de café en la taza y garabatea croquis en servilletas de bar.

Le gustan las series y las escaleras bonitas. Adora hacer listas.

Es la H de AHAUS.

Ana Gómez Mogeda

Socia arquitecta

Siempre a caballo entre el Andévalo y la costa.

Adicta a la ortografía y a las tablas de Excel. No se resiste a una buena normativa.

En su mochila hay más objetos que en el almacén de Amazon, pero siempre se olvida las gafas de sol.

Y, además, es arquitecta.

Es una A de AHAUS.